Ha vuelto a parecer el Ébola, en realidad solo ha sido en los medios, porque el Ébola nunca se ha ido y la infección ha continuado su presencia en África, pero desde la gran epidemia de 2014-2015 no había vuelto a las noticias en nuestro país, y ahora lo hace porque parece que se empieza a ver probable su extensión fuera del continente africano, de ahí la declaración de emergencia internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) , que hasta hace unos días se había negado a hacerla a pesar de haber producido mas de 1.7000 muertes en este año, demostrando, de nuevo que para los organismos internacionales la salud de las personas tiene distinta consideración según el país donde se encuentren.
El Ebola es una enfermedad vírica muy contagiosa. El contagio según la OMS se produce a través del contacto con animales infectados (generalmente después de faenados, o durante la cocción o ingestión) o a través del contacto con las secreciones corporales de seres humanos infectados. La mayoría de los casos son provocados por la transmisión de una persona a otra, que se produce cuando sangre u otros fluidos o secreciones corporales (heces, orina, saliva, semen) de personas infectadas ingresan en el cuerpo de una persona sana a través de soluciones de continuidad de la piel o de membranas mucosas.
El periodo de incubación (el tiempo que tarda en desarrollarse la enfermedad tras el contagio) se sitúa entre 2 y 21 días, lo que dificulta el control, y los síntomas son poco específicos, inicialmente parecidos a los de la gripe o la gastroenteritis. Cuando avanza la enfermedad se producen erupciones, daño renal y hepático, así como hemorragias. Se la considera una enfermedad muy grave, ya que la mortalidad registrada es alrededor del 50%, aunque esto hay que verlo con prudencia porque la mayoría de los casos se han producido en un contexto de escasos recursos sanitarios y en los que además la población frecuentemente padece otras infecciones (malaria, hepatitis, SIDA, tuberculosis, etc) y suele estar desnutrida.
Una vez detectada la enfermedad el tratamiento es sintomático y de soporte, especialmente mantener la hidratación, se han utilizado muchos otros en menos casos (por ejemplo en los cooperantes retornados) como la diálisis, transfusiones de sangre y plasma, etc. En principio si la enfermedad se complica y no se tiene acceso a una unidad de cuidados intensivos las perspectivas son muy malas.
Hasta ahora la mejor medida es la prevención evitando el contacto con las personas y animales infectados y mediante una higiene rigurosa, así como la cuarentena de los contactos confirmados.
Se ha probado una vacuna todavía en fase experimental, denominada rVSV-ZEBOV, que parece tener buenos resultados, y es recomendada por la OMS, y que a pesar de ello se esta usando de una manera limitada. La vacuna no es efectiva una vez producido el contagio.
La epidemia de Ébola de 2014-2015 es el mayor brote epidémico de la enfermedad causada por el virus del Ébola, originado en diciembre de 2013 en Guinea, y extendido posteriormente a Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Senegal, Estados Unidos, España y Malí provoco mas de 11.000 muertes. El actual brote centrado en Congo y los países limítrofes (Ruanda, etc) ha producido según las ultimas noticias alrededor de 1.700 muertes, y parece que esta siendo mejor controlado utilizando la experiencia del brote de 2014, pero recientemente ha llegado a Goma, una ciudad de mas de un millón de habitantes y con un aeropuerto internacional lo que favorece su expansión global.
Se ha tardado mucho en declarar la emergencia internacional que se había solicitado en 3 ocasiones anteriores sin éxito durante este año, y se hace ahora porque parece que puede dejar de ser un problema de africanos pobres y puede empezar a serlo de blancos ricos.
El control de la epidemia sobre el terreno tiene grandes problemas, por tratarse de una zona de guerra, de esas que se llaman de baja intensidad (no porque mueran pocas personas sino porque son de allí), por la situación económica y social de los países afectados (pobreza, sistemas sanitarios casi inexistentes y con poca capacidad de atender pacientes muy complejos, prevalencia de otras enfermedades infectocontagiosas, desnutrición, etc), es decir lo tienen todo en contra.
Es el momento de actuar. Hay que vacunar masivamente, apoyar a los países afectados favoreciendo sistemas sanitarios efectivos, y por supuesto a corto plazo enviando ayuda humanitaria y efectivos profesionales que actúen sobre el terreno, pero sobre todo favoreciendo las redes sanitarias locales que son la respuesta en el medio plazo. No tiene sentido enviar muchos recursos en momentos de alarma, y luego olvidarnos de las necesidades sociales, económicas y sanitarias hasta la próxima epidemia (de Ébola o de cualquier otra enfermedad), que si no se invierte en infraestructuras será inevitable.