Un voto por la sanidad pública

Publicado en La Nueva España: (Abril, 2015): http://www.lne.es/opinion/2015/04/16/voto-sanidad-publica/1742184.html

Un voto por la Sanidad Pública. En plena ebullición de programas y discursos electorales, cuando todos los partidos, sin excepción, se manifiestan como firmes defensores de la sanidad pública, es necesario recordar que las políticas de austeridad han pasado como un tsunami sobre el sistema sanitario, con recortes de más de 14.000 millones de euros, exclusiones del derecho a la asistencia sanitaria, copagos que impiden al 25% de los pensionistas retirar todos los medicamentos recetados, precarización laboral y una acusada tendencia a privatizar la provisión o la gestión de los servicios.

Qué lejos queda aquel informe del año 2.000 de la OMS que situaba a nuestro sistema sanitario público como uno de los mejores del mundo. Una distinción bien merecida por entonces, en base a sus características de universalidad, gratuidad y aceptable calidad de la atención sanitaria, que son valores esenciales para el conjunto de la población. Sin embargo, hoy las cosas han cambiado sustancialmente: ¡Cómo se puede entender que una paciente asturiana tenga que esperar 9 meses para hacer una ecografía y otros 12 meses más para obtener el correspondiente informe! Y no es un caso aislado o una anécdota: Las listas de espera, aunque oscurecidas por los habituales afeites cosméticos, suponen en la práctica una denegación del derecho a la asistencia, que empuja a las personas con recursos económicos hacia la medicina privada.

No sólo convivimos con listas de espera inaceptables y una sanidad privada que no para de crecer (3,4% del PIB estatal, a la cabeza de la UE), sino que la calidad de la atención sanitaria pública se deteriora a ojos vista. Un reciente monográfico de una revista europea de Salud Pública (http://eurpub.oxfordjournals.org/content/25/suppl_1?etoc), compara los sistemas sanitarios en Europa, con datos que llegan hasta el año 2.009 (esto es, antes del inicio de los recortes): Todos los indicadores estudiados dejan en mal lugar a la sanidad española, tanto en calidad hospitalaria, como en equidad o atención ambulatoria. A modo de ejemplo, nuestra tasa de mortalidad estandarizada en cirugía coronaria duplica la de Inglaterra…

Por tanto, las políticas de “austeridad” han sido nefastas; pero, aun así, no consiguen explicar a nuestra paciente de “9+12 meses” para resolver una ecografía. En realidad, la austeridad ha venido a exacerbar problemas crónicos, preexistentes, de un modelo de sanidad pública que necesita desde hace tiempo reformas estructurales.

El primer problema es que la industria de la medicina está gobernada por oligopolios farmacéuticos y tecnológicos que imponen sus reglas, desde la investigación hasta la práctica clínica. Nada queda fuera de su alcance, contaminando – corrompiendo – la actividad sanitaria en su conjunto, con enormes costes y una alarmante medicalización de la sociedad. Estrategias comerciales que capturan a los poderes públicos, a los profesionales de la salud e incluso a la ciudadanía reconvertida en consumidor y cliente.

Una segunda razón hay que ir a buscarla en la hegemonía de la enfermedad individual y la marginalidad de la salud colectiva. La salud pública apenas existe en los presupuestos y en las políticas, pese a su demostrada capacidad – y superioridad – para intervenir sobre los determinantes sociales de la salud (por ejemplo, lucha contra el tabaquismo, prohibición del plomo en la gasolina o gratuidad de la educación pública). De similar forma, nuestro sistema ignora la participación y el empoderamiento comunitario.

Por último, el tercer factor estructural es la política sanitaria de las últimas décadas, preñada de “economicismo” y “gerencialismo”, sin convicción de lo público y asentada, además, en el “turnismo” político que margina a los profesionales y los ciudadanos en las instituciones, “olvidando” que la gestión pública democrática es indispensable para cualquier proyecto que merezca el nombre de Servicio Público.

En resumen, nuestro voto, lejos de la retórica y de las políticas continuistas, vacías de contenido, es no sólo una apuesta por la sanidad pública y universal, sino también por una sanidad sostenible, eficaz y democrática. Nuestra paciente asturiana no puede seguir esperando por una ecografía.

 

Plataforma defensa Sanidad P

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.