12/03/2019 El diario.es
Cerca de nueve millones de muertes en todo el mundo y 800.000 solo en Europa están relacionadas con la contaminación del aire, según un estudio publicado hoy en el European Heart Journal. La Organización Mundial de la Salud ya había establecido que la mala calidad del aire está relacionada con la aparición de diversos tipos de cáncer, enfermedades respiratorias y cardiovasculares, por lo que estimaba que la contaminación provocaba cada año algo más de cuatro millones de muertes prematuras. Sin embargo, estas estimaciones podrían haber subestimado el impacto real de la contaminación del aire en todo el mundo.
Utilizando un nuevo método de modelización de los efectos de diversas fuentes de contaminación sobre las tasas de mortalidad, un equipo internacional de investigadores sugiere que esta contaminación esta asociada a unas 8,79 millones de muertes prematuras en todo el mundo y 790.000 en Europa, de las que 659.000 se dan en la Unión Europea. Estas estimaciones elevan la cifra de muertes prematuras a prácticamente del doble de lo que estimaban análisis anteriores, como el último informe de la OMS, que establecía en 4,2 millones el número de muertes prematuras, o el de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que estimaba 422.000 fallecimientos en Europa, de los cuales alrededor de 391.000 se daban en la UE.
Para poner estos resultados en perspectiva, los investigadores hacen una comparación con la tasa de mortalidad por consumo de tabaco. «La OMS estima que la tasa de mortalidad por tabaquismo es de 7,2 millones de personas al año, por lo tanto, la contaminación atmosférica se considera ahora como un mayor factor de riesgo», aseguran en el estudio.
En declaraciones a eldiario.es, el investigador Mark Nieuwenhuijsen, responsable del programa de contaminación atmosférica y director de la iniciativa de salud urbana del ISGlobal, ha valorado positivamente el nuevo estudio y aunque asegura que este tipo de estimaciones suelen tener un margen de error relativamente grande, considera que los resultados son «razonables». En cualquier caso, concluye Nieuwenhuijsen, «más allá de las estimaciones, la cuestión principal es que se producen muchas muertes en Europa por la contaminación del aire y tenemos que hacer algo para reducirla».
Sobre la comparación con la tasa de mortalidad del tabaco, Nieuwenhuijsen aclara que «el potencial de la contaminación del aire para causar enfermedades es evidentemente menor que el del tabaco», sin embargo, «tenemos que darnos cuenta de que solo consume tabaco un 20% de la población, pero todos estamos expuestos a la contaminación del aire, por lo que al final es perfectamente posible que tengamos un efecto mayor por la contaminación del aire que por el tabaco».
La salud de los europeos está «desprotegida»
El estudio ha hecho especial hincapié en Europa, donde los investigadores estiman que la reducción de la esperanza de vida media es de unos 2,2 años, con una tasa de mortalidad per cápita anual de 133 por cada 100.000 personas, superior a la media global, situada en 120 por cada 100.000 habitantes. «La tasa de mortalidad per cápita es relativamente alta en Europa, debido a la combinación de una mala calidad del aire y una población densa, lo que da lugar a una exposición que se encuentra entre las más altas del mundo», asegura el estudio.
Analizando los resultados por países, los investigadores observaron que las tasas de mortalidad eran particularmente altas en Europa oriental, especialmente en Bulgaria, Croacia, Rumania y Ucrania, con tasas cercanas a las 200 muertes al año por cada 100.000 habitantes. También mostraron una mortalidad superior a la media Alemania, con 154 por cada 100.000 y Polonia con 150. España, al igual que Francia, Suiza o Reino Unido, se mantiene en valores por debajo de la media, con 105, 104, 103 y 99, respectivamente. Mientras que los valores más bajos se dieron en Noruega, Finlandia, Islandia e Irlanda, con tasas de mortalidad por debajo de 70.
Estos resultados refuerzan la posición que mantuvo el pasado año el informe especial del Tribunal de Cuentas Europeo, según el cual la salud en la UE-28 no está suficientemente protegida, ya que «los ciudadanos europeos siguen respirando aire nocivo, sobre todo debido a la debilidad de la legislación y a la mala aplicación de las políticas». Según Nieuwenhuijsen, «los límites establecidos en la Unión Europea para el material particulado son indudablemente demasiado altos y deberían acercarse a los propuestos por la OMS».
Enfermedades cardíacas: principal causa de muerte
Precisamente el material particulado, que se genera en la combustión de combustibles fósiles, el tráfico rodado, la industria, la agricultura o que se encuentra en el polvo arrastrado por el viento, es uno de los contaminantes sobre los que se han realizado más estudios. «Cada vez hay más pruebas de una relación causal entre la exposición a partículas finas con un diámetro inferior a 2,5 micras (PM2,5) y la morbilidad y mortalidad cardiovascular», aseguran los autores del estudio. «La exposición crónica a niveles más altos de partículas finas daña la función vascular, lo que puede conducir a infarto de miocardio, hipertensión arterial, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca», concluyen los investigadores.
Estos efectos provocan que la principal causa de muerte asociada a la contaminación sean las enfermedades cardiovasculares, especialmente ataques cardíacos y derrames cerebrales, que, según los autores del estudio, estarían implicados en entre el 40% y el 80% de las muertes, prácticamente el doble que las vinculadas a enfermedades respiratorias.
«Efectivamente hay una relación causa efecto entre el material particulado y algunos efectos sobre la salud», explica Nieuwenhuijsen. «Lo que no tenemos claro es si las partículas provenientes de diferentes fuentes tienen exactamente el mismo efecto, ya que la mayor parte de los estudios han analizado las partículas que provienen del tráfico de las ciudades y no tanto de las que vienen, por ejemplo, en el polvo sahariano».
En cualquier caso, los autores del estudio concluyen que «la mejora de la calidad del aire en Europa es una intervención de promoción de la salud realizable, altamente eficaz y, por lo tanto, imprescindible», por lo que hacen un llamamiento para «sustituir las fuentes de energía fósil por combustibles limpios y renovables», lo que podría reducir la tasa de mortalidad atribuible a la contaminación hasta en Europa hasta en un 55%.
Para Nieuwenhuijsen, este estudio representa «otra llamada de atención, que nos recuerda que hay muchas muertes asociadas a la contaminación del aire», por lo que «debemos cambiar lo antes posible nuestra forma de consumir energía, nuestras prácticas agrícolas y la forma en la que nos movemos por las ciudades».