Cambio climático: Morbilidad y mortalidad

Fuente: publico.es

«Se prevé que los fenómenos meteorológicos extremos aumenten debido al cambio climático, lo que podría suponer una carga adicional de morbilidad y mortalidad», ya que «se espera que la frecuencia y la gravedad de las sequías empeoren en grandes regiones». Esto, al disminuir las precipitaciones, subir la temperatura y aumentar la evaporación, «lo que plantea un desafío apremiante para la salud pública«. Así advierten seis expertos en ecología y salud de otros tantos centros universitarios de España y Suiza en un reciente artículo titulado Implicaciones de la sequía en la salud pública en un contexto de cambio climático: una revisión crítica, publicado por la editorial californiana Annual Reviews.

En dicho texto matizan que esos impactos variarán en función de «múltiples factores, como el envejecimiento, el nivel socioeconómico, el acceso a la atención médica y el género».
¿A qué se refieren los expertos? Básicamente, a algo que parece una consecuencia lógica de un fenómeno vinculado a la crisis climática del que vienen advirtiendo los científicos, como el proceso de subtropicalizacion del clima que se está dando en algunas áreas de la península ibérica: suben las temperaturas, se extienden las épocas de calor y cambia el patrón de precipitaciones.

«El cambio climático no es solo el calentamiento global. Hay cambios meteorológicos importantes que están influyendo sobre las enfermedades vectoriales, que son las que transmiten algunos artrópodos como los mosquito, las garrapatas o la mosca negra», explica el veterinario y epidemiólogo Nacho de Blas, director de la Cátedra de Investigación en Plagas Urbanas y Salud Pública de la Universidad de Zaragoza.

La intensificación, o quizás seas más correcto referirse al asentamiento, de esos cambios en la meteorología coincide con un aumento de la detección de casos de enfermedades tropicales en España y con la identificación de mecanismos de propagación autóctonos cuando tradicionalmente llegaban por importación.

La mayoría de los casos de malaria y de dengue son importados, aunque la combinación del factor globalización con las consecuencias del cambio climático podría dar lugar un cóctel explosivo. Mientras, la fiebre del Nilo Occidental, llamada así por el distrito de Uganda en el que se descubrió, sí está arraigando en Europa: en 2018 llegaron a acumularse 1.503 casos en la UE y otros 580 en países vecinos, con 180 fallecidos.

La fiebre del Nilo Occidental

El Boletín Epidemiológico de la Consejería de Sanidad de Aragón informaba a finales del pasado verano de la notificación de «tres casos autóctonos (uno confirmado y dos probables) en Cádiz y Tarragona de fiebre de Nilo Occidental«, después de que en todo el año se detectaran «dos focos equinos en municipios de Badajoz y tres focos en azores (Accipiter gentilis) en Salamanca y Tarragona».

«En 2020 se detectó un aumento de la incidencia sin precedentes en nuestro país, con 77 casos humanos y 8 fallecimientos en las provincias de Badajoz, Cádiz y Sevilla». Una situación que se daba al año siguiente de detectar «seis casos en la provincia de Sevilla, siendo la primera vez que se identificaron casos humanos en temporadas consecutivas», añade un documento del Ministerio de Sanidad.

Se trata de enfermedades en las que algunos mamíferos y aves (estas en exclusiva para la fiebre del Nilo) actúan como reservorios de la enfermedad y los mosquitos como vectores de transmisión que pueden llevarlas a los seres humanos a través de las picaduras, con una fase de riesgo que ya se extiende «desde abril a noviembre». Esto coincide con «la temporada de actividad del vector» e implica que hay mayores probabilidades de contagio «durante el verano y principios de otoño. Entre los meses de diciembre y marzo, el riesgo es muy bajo».

Ocurre algo similar con el dengue, relativamente frecuente en países del sur global y que tiene entre sus «vectores potenciales» al «mosquito Aedes albopictus. Una especie presente en toda el área mediterránea española y las islas Baleares, así como en algunas zonas del interior y norte del país» como Aragón, Castilla-La Mancha, Ceuta, Extremadura, Madrid, Navarra, País Vasco y La Rioja.

«Desde 2016 a 2021 la evolución de notificaciones ha sido variable, con un promedio de 204 casos anuales», y con una evolución en su vía de contagio que ha hecho que «hasta el momento se han detectado ocho casos de dengue autóctono», cinco en Murcia, dos en Catalunya y otro en Madrid. «Este último probablemente debido a transmisión sexual», reseña un informe del Ministerio de Sanidad sobre la «agrupación de casos con probable transmisión vectorial autóctona en la isla de Ibiza» detectada el año pasado.

«Es un problema emergente»

«El aumento de las temperaturas provoca perjuicios y beneficios. Por ejemplo, la ampliación de las estaciones de calor hace que los mosquitos puedan reproducirse de mayo a septiembre en casi todo el país y durante todo el año en el sur» y que puedan aclimatarse a zonas de mayor latitud, explica De Blas.

Al mismo tiempo, «las épocas de calor extremo perjudiciales para algunas especies, que no pueden volar a mediodía porque se desecan y que reducen su actividad a la mañana y el atardecer», añade.

Y ocurre algo similar con las alteraciones de la humedad: «La mayor sequedad resultaría perjudicial para los mosquitos porque ponen sus huevos en los charcos, una faceta que por el contrario se vería favorecida por el mayor almacenamiento de agua ante la escasez», anota el epidemiólogo.

El experto recomienda medidas preventivas como utilizar recipientes tapados para el agua de boca e introducir carpas u otros animales que puedan comerse las larvas en los espacios de reserva para riego.

«Es un problema emergente, aunque donde no aparece el vector no aparece la enfermedad», señala De Blas. En cualquier caso, los cambios que se están produciendo en los patrones meteorológicos impulsan la actividad de los insectos que transmiten enfermedades. La ausencia de riadas en los últimos meses favorece la presencia de plantas macrófitas, donde pone sus huevos la mosca negra, en ríos como el Ebro; la anticipación del calor ha hecho que la garrapata inicie este año su actividad de manera precoz y, también, la elevación de las temperaturas acelera los ciclos reproductivos de los insectos.

«Pican más porque se reproducen más, son más pequeños y las hembras necesitan ingerir más sangre para hacer la puesta de los huevos», apunta el epidemiólogo, que destaca cómo esa intensificación del calor ha recortado también el periodo de incubación de muchas de esas especies.

Esa combinación de factores está alterando los patrones de la salud pública, ya que algunos insectos han pasado a «transmitir enfermedades que antes solo llegaban por importación. Ahora, cuando aparece un caso de malaria o de dengue, hay que vigilar si hay en la zona mosquitos que puedan transmitirlas».

Las consecuencias de las sequías en la salud humana

«El cambio climático es considerado actualmente una de las mayores amenazas para la salud humana», señala el artículo publicado en Annual Review. Este recoge cómo el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPPC) viene advirtiendo de que «los peligros climáticos contribuyen cada vez más a un número creciente de resultados adversos para la salud en múltiples áreas geográficas».

Asimismo, alerta de cómo, «en ausencia de acciones adicionales, el cambio climático exacerbará la carga de salud actual y alterará el rango geográfico de los resultados de salud sensibles al clima y el funcionamiento de la salud pública y los sistemas de atención médica».

El estudio señala varios factores de riesgo para la salud pública derivados de las situaciones de sequía como, además de alterar «los patrones de transmisión de enfermedades transmitidas por vectores» como las señaladas, un aumento del riesgo de difusión de patologías «transmitidas por el agua a través de su impacto en la disponibilidad y calidad», como es el caso del cólera, el crecimiento del riesgo de desnutrición o una mayor concentración de contaminantes en la atmósfera.

«El clima altera los factores de riesgo ambientales, como el polen y la contaminación del aire, lo que aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares y respiratorios«, anotan los expertos.

A ello que se suma, explican, que «la incidencia y la propagación geográfica de las enfermedades infecciosas transmitidas por vectores, el agua y los alimentos, como el dengue, la malaria y las enfermedades diarreicas, han cambiado durante las últimas décadas, impulsadas principalmente por cambios en los extremos climáticos, la variabilidad del clima y las condiciones ambientales geográficas».

Pese a tratarse de una tendencia generalizada, los autores del artículo dejan claro que «los impactos de la sequía en la salud pública se distribuyen de manera desigual entre los países, entre los territorios dentro de los países y dentro de los grupos de población».

La situación de España y las previsiones

Eso, en cualquier caso, no garantiza que España, o al menos una buena parte de su territorio, más cuanto más oriental, vaya a quedar al margen de esos procesos.

De hecho, «las proyecciones muestran un reforzamiento de las sequías meteorológicas en algunas regiones, como el Mediterráneo, América del Sur, del Norte y Central, el sur de África y el sur de Australia, debido a la disminución de la precipitación proyectada».

Estas previsiones, de cumplirse, «exacerbarían la humedad del suelo y los déficit hidrológicos» al superponerse una mayor evaporación y una menor precipitación, señala el estudio.

En España ya se están dando las circunstancias para que comiencen a desatarse esos procesos, tal y como está revela el incipiente goteo de episodios de transmisión autóctona de enfermedades hasta ahora consideradas como tropicales.

De hecho, casi tres cuartas partes (73,4%) del territorio español se encuentran en riesgo de desertificación, con valores superiores al 90% en Murcia, Castilla-La Mancha y Extremadura, mientras existen amplias manchas de aridez tanto en el litoral mediterráneo como en la meseta y en Andalucía.

Todo ello no deja de ser al mismo tiempo un indicador de las consecuencias en esas áreas de unos «eventos climáticos extremos» cuya frecuencia e intensidad van a ir en aumento, según apuntan las previsiones que recoge el Ministerio de Agricultura.

De manera paralela, y junto a la mayor frecuencia de episodios puntuales de calor y la duración más amplia de los de anomalía térmica superior a las medias, la reducción de las precipitaciones, iniciada hace ya unos años, está consolidando una etapa de sequía que ha disparado las alarmas en todo el país por sus consecuencias económicas, las de carácter ambiental y, también, las de salud pública.

Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) reseñan un déficit de precipitaciones superiores al 60% en los cuatro primeros meses del año en algunas zonas de Alicante y de más del 50% en Granada, Sevilla y Málaga, en una situación a la que no es ajena el norte con carencias hídricas de más del 50% y el 60% en Zaragoza y Barcelona, de casi el 25% en Oviedo y Pamplona y de cerca del 30% en Logroño, Burgos y Huesca.

Circunstancias como la reducción del caudal circulante en los ríos, con episodios como el del Ebro a su paso por Zaragoza con apenas mil litros de holgura sobre su caudal de seguridad a mediados de abril, en una situación que lleva camino de repetirse de manera inminente, o la escasez y poca duración de las reservas de nieve en zonas de montaña como el Pirineo, entre otros motivos por la elevación de la llamada isoterma de cero grados, que es la que marca la frontera del hiel perenne, por encima de los 3.000 metros en el Pirineo apuntan en esa misma dirección.

El marco conceptual de los determinantes sociales de la salud

por Gavino Maciocco

maciocco_slide21Los determinantes de la salud son los factores que influyen en el estado de salud de un individuo y, más ampliamente, de una comunidad o población. ¿Importan más los comportamientos individuales o el contexto político, socioeconómico y cultural? La discusión no es sólo teórica y conceptual; sus hallazgos tienen que ver con las estrategias de prevención y las políticas de salud de una nación. Por ello, la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud ha elaborado un informe específico sobre este tema y ha propuesto un nuevo y original marco conceptual.

Los determinantes de la salud se pueden agrupar en varias categorías : comportamientos personales y estilos de vida; factores sociales que pueden resultar una ventaja o una desventaja; condiciones de vida y de trabajo; acceso a los servicios de salud; condiciones generales socioeconómicas, culturales y ambientales; Factores genéticos. La simple enumeración de estos factores no genera ningún problema conceptual; la lista puede aumentarse o reducirse, hacerse más analítica o concisa sin que esto provoque discusiones o controversias particulares.
Las discusiones (y controversias) comienzan cuando se proponen modelos conceptuales que destacan un factor sobre otro, cuando establecen una jerarquía de valor entre los diversos elementos.

Los modelos conceptuales representados en las diapositivas 1 y 2 son profundamente diferentes y proponen estrategias de salud pública antitéticas.

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Según el primer modelo [ 1 ] ( diapositiva 1. Fuente EE. UU.: Centros para el control y la prevención de enfermedades ) el 50% de la salud de las personas está condicionada por su comportamiento y estilo de vida. Los otros factores son mucho menos importantes: factores ambientales (20%), factores genéticos (20%), asistencia sanitaria (10%). Es un modelo que se centra en el papel de los estilos de vida de las personas y refleja el énfasis que en los EE. UU. se pone en la responsabilidad individual hacia la salud y la enfermedad.

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El segundo modelo [ 2 ] ( diapositiva 2 , Escuelas de salud pública del norte de Europa) se expresa en una serie de capas concéntricas, cada una de las cuales corresponde a diferentes niveles de influencia. En el centro está el individuo, con sus características biológicas: sexo, edad, herencia genética: es decir, los determinantes no modificables de la salud .
Los determinantes modificables, es decir, aquellos que son susceptibles de ser corregidos y transformados, pasan de las capas internas a las más externas: los estilos de vida individuales, las redes sociales y comunitarias, el entorno de vida y trabajo, el contexto político, social, económico y cultural.
El modelo conceptual que acabamos de describir es mucho más complejo y articulado que el anterior; los gráficos de semicírculos concéntricos revelan una jerarquía de valores entre los diferentes determinantes de la salud (los semicírculos más externos, los que representan el «contexto», tienen la mayor influencia sobre la salud). Se trata de un modelo conceptual que, por un lado, refleja la cultura del Estado de bienestar europeo basado en el «derecho a la salud» y, por otro, adopta la visión «multisectorial» de la protección de la salud contenida en la Declaración de Alma Ata .

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La diapositiva 3 muestra los gráficos del modelo propuesto por la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud. Un marco conceptual que se refiere no solo a los factores que influyen en el estado de salud de los individuos y las comunidades ( determinantes de la salud ), sino también a los que intervienen en la distribución desigual de la salud dentro de la población ( determinantes de las desigualdades en salud ).
Leyendo la figura de izquierda a derecha, se destacan los factores que de diversas formas inciden en la distribución de la salud y el bienestar:

A) El contexto político y socioeconómico.
B) La posición socioeconómica – [a + b = determinantes estructurales].
C) Condiciones de vida y de trabajo, factores psicosociales, cohesión social, comportamiento individual y factores biológicos, sistema de salud – [ determinantes intermedios ].

A. El contexto político y socioeconómico
El «contexto» incluye un amplio conjunto de aspectos estructurales, culturales y funcionales del sistema social cuyo impacto en la salud de los individuos es imposible de cuantificar, pero que, sin embargo, ejerce una poderosa influencia en la forma en que un la sociedad distribuye los recursos entre sus miembros y en consecuencia sobre las oportunidades de salud de la población. Los aspectos del «contexto» se pueden resumir en los siguientes elementos principales:
a) Gobernanza
b) Políticas sociales
c) Políticas macroeconómicas
d) Valores culturales y sociales

B. Posición socioeconómica
En toda sociedad los recursos (dinero, poder, prestigio, conocimiento, etc.) se distribuyen de manera desigual. Esta desigualdad se manifiesta a través de un sistema de estratificación social o jerarquía social. Las personas alcanzan diferentes posiciones en la jerarquía social de una sociedad en relación con algunas variables fundamentales:
a) Ingreso
b) Educación (indicadores caracterizados por una asociación «dosis-respuesta» con la salud: a mayor nivel de ingreso y educación, más indicadores de salud favorable)
c) Ocupación
d) Clase social
e) Género
f) Raza/Grupo étnico

C. Determinantes intermedios

Los determinantes que hemos descrito anteriormente se definen como estructurales, es decir, los factores que generan la estratificación social y que definen la posición socioeconómica de los individuos dentro de las jerarquías de poder, prestigio y acceso a los recursos. Son los primeros eslabones de una cadena de causas; cadena formada por otros eslabones, por otros factores causales cuya acción está más directamente ligada a la aparición de una enfermedad (determinantes intermedios).
Las principales categorías de determinantes intermedios de la salud son:
a) Condiciones materiales : los estándares materiales de la vida diaria (disponibilidad de agua potable y alimentación adecuada, calefacción, saneamiento, etc.) representan probablemente el determinante intermedio más importante.
b) Condiciones socioambientales o psicosociales : el estrés agudo o crónico puede causar diversas formas de enfermedad; La posición socioeconómica de una persona puede ser causa de estrés a largo plazo y puede afectar la capacidad de esa persona para manejar situaciones estresantes y difíciles.
c) Comportamientos individuales como tabaquismo, alcohol, sustancias, dieta, actividad física, muy condicionados por la posición socioeconómica.
d) Cohesión social lo que expresado por la calidad de las relaciones sociales y por la existencia de confianza y respeto mutuos, de deberes recíprocos dentro de la comunidad, ayuda a proteger a las personas y su salud. Las sociedades con altos niveles de desigualdad de ingresos tienden a tener menos cohesión social y más delitos violentos.
e) Factores biológicos no modificables : herencia genética, edad, sexo.
f) El sistema de salud. El modelo conceptual propuesto por la Comisión identifica en el sistema de salud un determinante social fundamental de la salud, y de la equidad en salud, a través de algunas líneas principales de acción: intervenir a través de la prevención primaria en las áreas de nutrición, higiene ambiental, vivienda y condiciones de trabajo; reducir la vulnerabilidad a enfermedades como las vacunas o el apoyo social; tratar y rehabilitar los problemas de salud que componen la brecha de carga socioeconómica (la rehabilitación, en particular, a menudo se pasa por alto como un factor potencial para reducir las desigualdades en salud); protegerse contra las consecuencias sociales y económicas de la enfermedad a través de la cobertura de seguro de salud y políticas de empleo adecuadas.

La diapositiva 3 , que se mueve de izquierda a derecha, tiene múltiples mecanismos de retroalimentación , representados por flechas que se mueven en sentido inverso. Por ejemplo, la enfermedad de una persona puede afectar su posición social al comprometer sus oportunidades de empleo y reducir sus ingresos; así como, a nivel comunitario, ciertas enfermedades epidémicas (por ejemplo, el SIDA en África) pueden causar graves daños al funcionamiento de las instituciones sociales, económicas y políticas.

Recursos

Comisión de Determinantes Sociales de la Salud. Un marco conceptual para la acción sobre los determinantes sociales de la salud . Documento de debate (borrador final), abril de 2007. [ PDF: 1,43 Mb ]

Bibliografía

  1. Instituto para el futuro (IFTF), Health and Healthcare 2010. El pronóstico, El desafío. Princeton: Jossey-Bass, 2003.
  2. Dahlgren G, Whitehead M. Políticas y estrategias para promover la equidad social en salud. Estocolmo: Instituto de Estudios de Futuros, 1991.
  3. OMS/UNICEF. Declaración de Alma Ata. OMS, Ginebra 1978.
  4. Comisión de Determinantes Sociales de la Salud. Un marco conceptual para la acción sobre los determinantes sociales de la salud . Documento de debate (borrador final), abril de 2007. [ PDF: 1,43 Mb ]

La pandemia Covid-19 en el mundo. Un primer balance

Más de 17 millones de muertos. Este es el asombroso número de víctimas de la pandemia. Demasiados gobiernos no han logrado cumplir con los estándares básicos de racionalidad institucional y transparencia, demasiadas personas no han cumplido con las precauciones básicas de salud pública y las principales potencias mundiales no han logrado trabajar juntas para controlar la pandemia. Pero el número de muertos no es el mismo en las diferentes regiones del mundo.

A nivel mundial, la pandemia de COVID-19 ha resultado en un número acumulado de 6,9 ​​millones de muertes registradas por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud al 31 de mayo de 2022, con un número estimado en más de 17,2 millones (Figura 1). “Este asombroso número de muertes, lee la Comisión The Lancet sobre las lecciones para el futuro de la pandemia de COVID-19.(1) – es tanto una profunda tragedia como un enorme fracaso global de múltiples niveles. Demasiados gobiernos no han cumplido con las normas básicas de racionalidad institucional y transparencia, demasiadas personas, a menudo influenciadas por la desinformación, no han cumplido ni protestado contra las precauciones básicas de salud pública, y las principales potencias mundiales no han trabajado juntas para controlar la pandemia. . .

Sin embargo, ha producido efectos muy diferentes en términos de mortalidad en las distintas Regiones de la OMS (Figuras 1 y 2), . De hecho, cada región ha adoptado diferentes estrategias para manejar la pandemia, lo que ha llevado a diferencias regionales en las tasas de mortalidad. Es importante no solo distinguir las diferentes estrategias adoptadas (como la supresión y la mitigación), sino también identificar las razones subyacentes (políticas, estructurales, organizativas) que han llevado a diferencias tan sensacionales en la mortalidad. También es importante distinguir entre los diferentes países dentro de las regiones de la OMS.

Figura 1. COVID-19. Número acumulado de muertes , notificadas (barras rojas) y estimadas (barras azules), por millón de habitantes en todo el mundo y a nivel de la región de la OMS, al 31 de mayo de 2022 ( Institute for Health Metrics and Evaluatione – IHME).  

Figura 2. Regiones de la OMS

La Región del Pacífico Occidental tuvo en promedio 10 veces menos mortalidad acumulada que las regiones de Europa y América. Como se puede observar en la Figura 3,  los países pertenecientes a esta región han sobrevivido casi ilesos a la primera fase de la pandemia, mientras que han comenzado a registrar niveles significativos de mortalidad (pero todavía muy inferiores a los de las otras regiones) con el impacto de las variantes Delta y Omicron(Taiwán también resistió la variante Delta, pero no la Omicron). Los países de esta región han adoptado con éxito estrategias de supresión, posibles gracias a sistemas de salud pública bien equipados en términos de organización, personal y tecnologías. Hasta la llegada de las variantes, lograron sobrellevar de manera óptima las olas epidémicas a través de herramientas de detección temprana y oportuna de casos, rastreo de contactos, aislamientos, cuarentenas y confinamientos focalizados. Solo en 2022 se interrumpió la estrategia de supresión y, en consecuencia, se adoptó una estrategia de mitigación, tras la aparición de la variante omicron caracterizada por una alta transmisibilidad. Los países de Asia oriental habían aprendido la lección de la anterior epidemia de coronavirus (SARS) de 2002-03.Entre los países del Pacífico Occidental, China es un caso especial ; de hecho, mantuvo una línea represiva (política covid cero) hasta diciembre de 2022, cuando el gobierno reaccionó a las protestas de la población poniendo fin a la mayoría de las restricciones. Este cambio repentino hizo que la infección se extendiera rápidamente a muchos millones de chinos. El sistema de salud entró en crisis dando como resultado altos niveles de mortalidad entre los ancianos. La decisión de aliviar las restricciones se ha visto agravada por la tasa de vacunación insuficiente entre los ancianos, el inminente Año Nuevo Lunar chino y el consiguiente aumento de los viajes por todo el país.

Figura 3. COVID-19. Número acumulado de muertes notificadas por millón de habitantes al 14 de enero de 2023. Países seleccionados de la Región del Pacífico Occidental

La Región de Europa, al igual que la Región de las Américas, tiene el nivel más alto de mortalidad acumulada por millón de habitantes ( Figura 4 ). Los efectos catastróficos de la pandemia son atribuibles a una combinación de factores. El más importante es el proceso de debilitamiento de los servicios de salud pública y privatización progresiva como ocurrió en los dos principales sistemas de salud del modelo Beveridge , a saber, el británico y el italiano. Estos sistemas llegaron agotados a su cita con la pandemia, ambos carentes de un plan pandémico. También cabe señalar que en Inglaterra, en la primera oleada, el exceso de mortalidad también puede atribuirse a la elección, revisada posteriormente,dejar que el virus circule libremente para lograr la inmunidad colectiva . Cabe señalar que esta estrategia fue llevada a cabo con determinación por Suecia , que pagó las consecuencias con niveles de mortalidad decididamente más altos que los demás países escandinavos ( Figura 5 ). Sin embargo, todos los países europeos han pagado un alto precio por no tener servicios de salud públicos preparados para enfrentar una pandemia de coronavirus (por ejemplo, Alemania contenía tasas de mortalidad en la primera ola, que sin embargo aumentaron fuertemente con la llegada de las variantes). Varios países de Europa del Este han registrado altos niveles de mortalidad como resultado de la vacunación deficiente de la población (verbulgaria ).

Figura 4. COVID-19. Número acumulado de muertes notificadas por millón de habitantes al 11 de enero de 2023. Países seleccionados de la región europea

 

Figura 5. COVID-19. Número acumulado de muertes notificadas por millón de habitantes al 15 de enero de 2023. Países escandinavos de la región europea.

 

También en la Región de las Américas los efectos catastróficos de la pandemia son atribuibles a un conjunto de factores ( Figura 6 ). Entre todas destacan las coyunturas políticas de EEUU y Brasil , donde la presencia de presidentes negacionistas ciertamente ha facilitado la propagación de la pandemia y la consecución de altos índices de mortalidad. En los EE. UU., la situación en general no ha mejorado mucho con el cambio de presidencia porque las políticas de salud (uso de máscaras, cierres, vacunas) las deciden los estados individuales. Citando el documento de Lancet: “Estados Unidos, al igual que muchos países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, no invirtió crónicamente lo suficiente en salud pública antes de la pandemia, dedicando solo entre el 2,5 y el 3 % del presupuesto total del sector de la salud a la salud pública” (página 19 ).” Como en muchos otros países, Estados Unidos ha invertido poco en servicios de salud pública basados ​​en la comunidad. Dentro del sector de la salud, la atención se ha centrado en la atención de la salud secundaria y terciaria en lugar del acceso universal a la atención primaria de la salud ” (pág. 31). La región americana está llena de sistemas de salud débiles y en gran parte privatizados donde la pandemia se ha extendido, como en Perú.que registra niveles de mortalidad acumulada por millón de habitantes que duplican a los de EE . las nuevas variantes del virus ” – dijo Francesco Segoni, Gerente de Proyectos de MSF. “Parece una historia que ya se ha escuchado: la segunda ola, la falta de oxígeno, las unidades de cuidados intensivos llenas y el personal sanitario exhausto. Pero aquí en Perú todo esto sigue siendo una realidad dramática y ya ha provocado la muerte de más de 180.760 personas. El sistema de salud pública es pagado, la gente evita pedir ayuda porque no puede pagar. En muchas ciudades hay larguísimas colas para llenar bombonas de oxígeno y esperan tratar en casa a familiares enfermos de Covid-19 con nefastas consecuencias.” Los confinamientos que se fueron adoptando paulatinamente en la región americana no formaban parte de una estrategia integrada represiva, sino que solo tenían el objetivo de aplanar la curva de contagios para evitar un exceso de pacientes covid en los hospitales. Esto se ha asociado con la propaganda antivacunas y la marcada vulnerabilidad de la población estadounidense (debido a la edad avanzada, la alta carga de enfermedades crónicas y numerosas desigualdades sociales). Todo esto explica las altas tasas de mortalidad.

En la región americana, sin embargo, se destacan dos excepciones.  El primero es Canadá,  que ha conseguido contener la pandemia también por haber vivido la llegada del SARS en 2002-03 que produjo unas decenas de muertos. El segundo es  Cuba,  que gracias a su servicio de salud pública sobrevivió sin daños a la primera ola y contuvo la llegada de la variante delta con coberturas vacunales completas garantizadas por una eficaz vacuna de producción local (Soberana) y la organización de una incisiva y rápida campaña de vacunación. .

Figura 6. COVID-19. Número acumulado de muertes reportadas por millón de habitantes al 11 de enero de 2023. Países seleccionados en la Región de las Américas

 

La Región con el mayor número de muertes (en cifras absolutas y estimadas) es la del sudeste asiático debido a la presencia de India, que registró una propagación catastrófica del coronavirus en la primera mitad de 2021 , de donde se originó la variante delta. con un aumento dramático en infecciones y muertes. Desde esta ola, los casos han disminuido de manera constante y los esfuerzos se han centrado en aumentar la cobertura de vacunación (más del 70% de la población estaba completamente vacunada a septiembre de 2022). Por eso, a pesar de la ola omicron de enero de 2022, el número de hospitalizaciones y muertes se mantuvo bajo.

En la Región de África , a pesar de las políticas de contención limitadas, el número de casos y muertes notificados ha sido bajo. En realidad es probable que muchos casos no hayan sido reportados porque al ser una población joven ha habido una alta proporción de sujetos asintomáticos o paucisintomáticos.

Finalmente, en la Región del Mediterráneo Oriental, debido a los conflictos en varios estados, los sistemas de salud han tenido una capacidad limitada para controlar la pandemia. Las tasas de mortalidad fueron bajas, pero posiblemente subestimadas. La cobertura de vacunación es muy heterogénea, desde el 90 % en los Emiratos Árabes Unidos hasta el 2 % en Yemen.

En conclusión, se encontró que los países con sistemas de salud pública bien equipados y en los que las políticas de salud han invertido una gran cantidad de recursos, han podido afectar significativamente los niveles de mortalidad. Para enfrentar los desafíos de la pandemia también son necesarias relaciones sólidas con las poblaciones residentes, la creación de un sentido de comunidad y una fuerte conciencia comunitaria.

Esta publicación es el resultado del trabajo colectivo de un grupo de médicos en formación especializada (del primer año de la especialización en Higiene y Medicina Preventiva en la Universidad de Florencia) en el Informe de la Comisión Lancet sobre lecciones para el futuro del COVID- 19 pandemia

El grupo está formado por: Simone Baldacci, Manjola Bega, Andrea Benincampi, Raffaele Caldararo, Ludovica Costantini, Erika Del Prete, Debora Fontana, Veronica Gironi, Elena Morelli, Giulia Napoli, Neda Parsa, Concetta Francesca Rosania, Gianluca Pollasto, Francesco Toccafondi , Marcello Settembrini, Lediana Spaho, Elvis Vassallo.