Asturias es la única Autonomia que no facilita los datos en un estudio de Civio sobre las demoras en Atención Primaria

¿Por qué no están todas las comunidades?

A principios de 2023, pedimos a través de la Ley de Transparencia los datos completos de presión asistencial de 2022, es decir, el número medio de pacientes vistos por profesional de medicina de familia, pediatría y enfermería. Queríamos ampliar la fotografía que publicamos a finales del año pasado, cuando adelantamos el promedio de pacientes vistos por área de salud desde 2018 hasta mediados de 2022. Y no solo eso: también solicitamos la información sobre cómo es la presión asistencial en todos los centros de salud de España. ¿Nuestro objetivo? Dar a conocer cuál es la saturación de la atención primaria de la forma más detallada y próxima.

Hemos conseguido recabar las cifras de todas las áreas de salud de España, con la excepción de Asturias. Y, además, hemos logrado publicar por primera vez los datos de presión asistencial de 1.375 centros de salud de todo el país. En otras palabras, a través de este buscador puedes conocer de forma pormenorizada cuál es la situación de la atención primaria, tanto en las diferentes áreas como en cada centro de salud, de 11 comunidades (Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Comunidad de Madrid, Extremadura, Murcia, Navarra, La Rioja e Islas Canarias, con la excepción de Tenerife), y de las dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla). Esto supone que más de 26 millones de personas (el 55% de la población de España según el INE) podrán conocer por primera vez la presión asistencial de su centro de salud.

Tenemos datos parciales de la presión asistencial en cinco comunidades autónomas (Andalucía, Galicia, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, País Vasco). En estos casos, solo nos han dado la presión asistencial desagregada por áreas de salud, pero no las cifras de sus respectivos centros de salud. No obstante, hemos reclamado la información amparándonos en la Ley de Transparencia. Y vamos a seguir peleando para ofrecer en detalle los datos sobre la situación de la atención primaria en estas regiones.

Asturias es la única comunidad que se ha negado a darnos las cifras que solicitábamos. Aunque es una mala noticia, lo cierto es que hemos avanzado mucho en transparencia respecto a lo conseguido en noviembre de 2022. Por aquel entonces, cuatro regiones rechazaron concedernos el acceso a los datos de presión asistencial (junto con Asturias, lo hicieron Cantabria, Galicia y Cataluña). Y este avance ha sido posible gracias a la batalla de Civio a favor de la transparencia, insistiendo a los servicios autonómicos de salud y reclamando estos datos, que son de toda la ciudadanía, cuando ha hecho falta.

Sobre los datos… ¿qué es la presión asistencial?

Se trata de la media de pacientes atendidos al día por cada profesional sanitario de atención primaria (en particular, de medicina de familia, enfermería y pediatría). Hemos pedido estos datos a las comunidades autónomas, que los calculan teniendo en cuenta el número absoluto de pacientes atendidos, dividiendo a su vez esta cifra entre el total de profesionales y los días laborables de cada año.

En la actualización que ahora publicamos, desglosamos, cuando es posible, la presión asistencial de cada área y de cada centro de salud. En algunos casos (ver metodología), la presión asistencial del área de salud se calcula mediante un promedio de los datos de los centros, algo que realizan habitualmente las consejerías autonómicas con competencias en sanidad.

¿Y qué es el cupo asignado?

 En este caso, hablamos del número de pacientes que tiene asignado cada profesional sanitario de atención primaria (en concreto, de medicina de familia, enfermería y pediatría). Esta cifra no siempre coincide con el número real de personas que atiende cada profesional. Por ejemplo, el cupo real será mayor que el cupo asignado si el sanitario tiene mayor carga de trabajo por tener que atender los pacientes de algún compañero que esté ausente. Y su cupo real será menor que el asignado si, por ejemplo, donde trabaje, parte de la población dispone de seguros privados y no utiliza los recursos públicos de asistencia sanitaria.

Aunque, como nos explica el profesor José Ramón Repullo, del Instituto de Salud Carlos III, “no hay un estándar legal ni comúnmente aceptado como válido” respecto a los cupos asignados, nos hemos basado en las recomendaciones de las organizaciones consultadas: el cupo asignado máximo para medicina de familia tendría que situarse en 1.500 pacientes por profesional, mientras que, en el caso de enfermería, debería ser de 1.000 y, en el de pediatría, de 900-1.000.

¿Qué reflejan exactamente las cifras?

Las medias de presión asistencial no son datos absolutos, sino que consisten en promedios que muestran la carga de trabajo en atención primaria, detallada, cuando es posible, a nivel de área de salud y a nivel de centros de salud. Cada área de salud es una circunscripción administrativa, según la definición del Ministerio de Sanidad, “que agrupa un conjunto de centros y de profesionales de atención primaria”.

El nivel inferior al área es la llamada zona básica de salud, que puede disponer de uno o más centros de salud, según indican desde el Ministerio de Sanidad. Desde Civio hemos pedido los datos de los centros de salud a las comunidades y a las ciudades autónomas. En el caso de las zonas rurales, sabemos que también existen consultorios, aunque no incluimos sus datos ya que los centros de salud se consideran como el “centro de cabecera” desde el que “se coordinan las actividades para la atención global a la población de la zona básica con el resto de centros (consultorios)” (ver metodología).

¿Qué limitaciones tienen los números que publicamos?

El cálculo de la presión asistencial, según explicamos en nuestro reportaje sobre la atención primaria, se realiza teniendo en cuenta el total de profesionales en plantilla y el número total de días laborables. ¿Y cuál es el problema? Que dichas medias se estiman sin tener en cuenta las posibles ausencias de los profesionales y sin considerar los periodos de vacaciones. Vamos, que la presión asistencial real, según las fuentes consultadas, es peor de lo que reflejan los datos oficiales.

En el caso de los cupos asignados, de acuerdo con las fuentes consultadas por Civio, también existen ciertas dificultades a la hora de interpretar los números. Y es que no es lo mismo atender a una persona menor de un año o a alguien mayor de 65 años porque, en general, requieren más tiempo de consulta al presentar mayor fragilidad. Lo mismo ocurre en zonas con peores condiciones socioeconómicas, lo que supone de forma habitual que los pacientes suelan presentar mayor carga de enfermedad y, además, dispongan de menos tiempo y recursos para su propio cuidado, lo que empeora su salud. Por eso, dos cupos iguales no siempre significan lo mismo.

Además, debemos tener en cuenta que los datos de los cupos asignados solo se detallan por área de salud, no por centro de salud, lo que nos permite tener una visión más global, pero menos específica.

¿Cómo hemos obtenido los datos?

No ha sido, desde luego, ni fácil ni rápido. En 2018, pedimos por primera vez, a través de la Ley de Transparencia, diversos indicadores vinculados con la atención primaria, en particular, en relación con los profesionales de medicina de familia. Por aquel entonces, no todas las comunidades contestaron a nuestras solicitudes de acceso a la información pública. Tras el impacto de la pandemia de la COVID-19, decidimos retomar nuestra antigua investigación incluyendo también al personal de enfermería y pediatría.

En agosto de 2022, comenzamos a hacer ronda de peticiones a las comunidades autónomas con el fin de conocer cuál había sido la presión asistencial entre 2018 y mediados de 2022 por área de salud para los diferentes profesionales sanitarios. Tras publicar un primer reportaje sobre la saturación en atención primaria, con su correspondiente mapa-buscador, decidimos seguir informando sobre este importante problema.

Para ello, en enero de 2023 volvimos a hacer una nueva ronda de solicitudes de acceso a la información pública a las diecisiete comunidades y a las dos ciudades autónomas (en este caso, a través del INGESA del Ministerio de Sanidad). Nuestro objetivo consiste en recabar los datos de presión asistencial correspondientes al año entero de 2022, desagregados por área de salud y también por centro de salud, por profesional de medicina de familia, pediatría y enfermería. En paralelo, seguimos reclamando y alegando para obtener los datos que no habíamos conseguido en la primera ronda de solicitudes de acceso a la información pública.

Hemos conseguido datos completos de muchas comunidades autónomas. En algunos casos, nos facilitaron las cifras de presión asistencial tras realizar la solicitud de acceso. En otros, nos dieron los datos tras reclamar a los correspondientes Consejos de Transparencia. Ha habido algunas excepciones donde solo nos dieron los promedios desagregados por centros de salud, así que hemos estimado la presión asistencial por área de salud realizando las medias respectivas (es así como los calculan los gobiernos autonómicos). Así hemos podido completar la información sobre la atención primaria de once comunidades autónomas.

En el resto de regiones, seguimos peleando para sacar a la luz datos rigurosos sobre la situación de la atención primaria. Ese es el caso de Galicia, Andalucía, Comunidad Valenciana, País Vasco y Castilla-La Mancha, junto con el área de Tenerife, donde solo podemos informar sobre la presión asistencial por área de salud; y de Asturias, que no ha querido facilitarnos las cifras que pedíamos.

Cambio climático y salud. Informe The Lancet

Los alarmantes mensajes enviados por la comunidad científica sobre los catastróficos efectos del cambio climático parecen perderse en un ruido de fondo que no permite comprender del todo la gravedad de la situación. Los científicos pueden estar usando las palabras equivocadas, pero surge la pregunta de si existe una inercia fundamental subyacente dentro de la comunidad misma.

Hacia fines de octubre de 2022, The Lancet publicó la impresionante y atractiva séptima edición del » Informe de The Lancet Countdown on health and climate change « , que resume de manera dramática y completa la situación actual, a nivel mundial y regional para cada continente, entre la salud y el cambio climático. El informe de 2022 es probablemente el más negativo que se haya producido desde que The Lancet presentó la iniciativa en 2015. Los datos introductorios más ejemplares están representados por el hecho de que, debido a la actividad humana, la temperatura media global de la superficie ha aumentado 1,1 °C;el umbral de 1,5°C dictado por el Acuerdo de París probablemente se superará dentro de 5 años y para finales de siglo alcanzaremos un aumento estimado de 2,4-3,5° C .

Este dato aparentemente podría engañarnos, pera esconde en realidad, enormes consecuencias globales : el aumento de las condiciones meteorológicas y fenómenos climáticos extremos como inundaciones, incendios y olas de calor está determinando efectos estimables y cuantificables. en toda la población mundial. En 2021, las poblaciones vulnerables, como los niños menores de 1 año y los ancianos mayores de 65 años, estuvieron expuestas, respectivamente, a más  días de olas de calor que en el período 1986-2005:  4,4 días más para niños y niñas, y 3,2 días más para los ancianos. as consecuencias directas fueron un aumento del 68 % en las muertes relacionadas con el calor en el período de cuatro años 2017-2021 en comparación con 2000-2004 a nivel mundial.

Figura 1

Otra consecuencia de los efectos del cambio climático esla transformación repentina de algunas zonas climáticas con la transmisión de algunas enfermedades infecciosas en zonas donde nunca antes existieron. La tasa de reproducción calculada (R0) para el dengue (Figura 2) , Chikungunya y Zika (proxy de su transmisibilidad) ha aumentado significativamente a nivel mundial. Lo mismo ocurre con los meses propicios para la transmisión de la malaria. De manera similar, las áreas costeras aptas para la supervivencia de bacterias tipo Vibriose han duplicado en promedio en todo el mundo debido a los cambios en las concentraciones de sal y las temperaturas del mar, fenómenos siempre atribuibles a la actividad humana. Estamos ante un cambio significativo en el patrón de transmisibilidad de muchas enfermedades infecciosas debido al cambio climático, cuyas consecuencias, sin duda, tendrán un impacto en la salud pública.

Figura 2

 

Otras consecuencias sumamente impactantes son las relacionadas con la producción y distribución de alimentos: el aumento de las temperaturas está disminuyendo los días de crecimiento de muchos cultivos y los fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, incendios y sequías han demostrado que pueden comprometer seriamente la distribución y disponibilidad. de alimentos, especialmente en países de ingresos bajos y medianos que tienen menos recursos para gestionar o prevenir la escasez de alimentos. El cambio climático está teniendo, como era de esperar, un impacto desigual entre los países de ingresos altos y los países de ingresos bajos y medianos. El concepto de desigualdad global de carbono se ha introducido en la literatura desde hace algunos años :el 10% de la población perteneciente a los países más ricos emite alrededor del 48% de las emisiones de carbono de gases de efecto invernadero mientras que la mitad más pobre del planeta es responsable de sólo el 12% de las emisiones totales.

Sin embargo, frente a esta desigualdad, los países de ingresos bajos y medianos se encuentran en una posición más difícil para manejar todos los problemas relacionados con el cambio climático . Serán ellos quienes sufrirán más dramáticamente las consecuencias de un problema creado por los países ricos altamente industrializados; consecuencias que se manifestarán en términos de aumento de los desastres naturales, pérdida de vidas humanas, ralentización del desarrollo socioeconómico y aumento del nivel de pobreza. El dato relacionado con los incendios espontáneos es emblemático: entre 2001-2004 y 2018-2021 los días de exposición a muy alto o extremadamente alto riesgo de incendio aumentaron un 61%. Este hallazgo se observó en la mayoría de los pasos de bajo IDH (Índice de Desarrollo Humano) , posiblemente debido a diferencias en la prevención y manejo de incendios.

Un conmovedor pero realista reportaje del New Yorker nos habla de las consecuencias de la peor ola de calor jamás registrada en 2022 en India (hasta 45 °C en Nueva Delhi): paralizó el país y provocó una enorme presión sobre la salud, registrando innumerables casos de insolación (golpe de calor), muchas veces mortales en lactantes y ancianos. Ha afectado desproporcionadamente a los sectores más marginados y, por lo tanto, frágiles de la población que no tienen acceso a aire acondicionado y, en muchos casos, ni siquiera a un ventilador. Además, el 26 de abril de 2022, Balshwa, un gran vertedero abierto en las afueras de Delhi, rodeado de barrios marginalesdonde viven miles de personas que encuentran su sustento económico precisamente en la gestión, ordenación y reciclaje de los residuos allí almacenados, se ha incendiado. Los gases tóxicos llenaron el aire y pusieron en peligro la salud de miles de personas durante más de dos semanas, el tiempo que tomó apagar el incendio que se desató entre los 50 acres de desechos sin clasificar del vertedero. Las escuelas alrededor del vertedero han tenido que cerrar y el impacto en términos de enfermedad y muerte causado por la nube tóxica sigue siendo difícil de calcular.

La última conferencia COP27 de la CMNUCC ( Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) se celebró en Egipto , un país perteneciente a un continente, África, que está sufriendo y sufrirá de manera desproporcionada los efectos de la crisis climática a pesar de tener una mínima participación para provocarla. [6]. Una vez más, para proporcionar una cifra cuantitativa, Europa y América del Norte han contribuido con el 62 % de las emisiones de dióxido de carbono desde el comienzo de la revolución industrial, mientras que África ha producido solo el 3 %. Muchos activistas han introducido el término justicia climática precisamente para subrayar la inconsistencia del daño que los países de altos ingresos están causando en términos de clima y medio ambiente a los países de bajos ingresos.

El impacto menos evidente, pero no tan sorprendente, de la crisis climática es el que también podemos detectar al analizar las consecuencias en términos de salud mental . La marcada relación entre el aumento del riesgo de suicidio y las altas temperaturas ha quedado claramente demostrada, así como la relación entre la crisis climática y los flujos migratorios. Incluso estamos introduciendo neologismos para expresar esta nueva condición de ansiedad, fragilidad e impotencia ante el cambio climático: palabras como ecoansiedad , duelo ecológico y quizás la más representativa solastalgia ( definición de Treccani , “estado de angustia que aqueja a quienes han sufrido una tragedia ambiental provocada por la torpe intervención del hombre sobre la naturaleza ”). Son todos intentos humanos de dar un nombre al nuevo trauma global ligado a estos mecanismos violentos de desgarro repentino del tejido social, ambiental y comunitario en el que vivimos.

Otra consecuencia más pragmática de la crisis climática está relacionada con el impacto económico que tendrá para todos los países del mundo . Los eventos climáticos extremos se traducen en mayores costos de atención médica, pérdida de productividad laboral y daños directos a edificios, infraestructura y otros asentamientos humanos. De nuevo el informe de Lancet calculó una pérdida de 669 mil millones de dólares en 2021 por la reducción de la capacidad laboral a causa de las altas temperaturas así como un costo equivalente a 144 mil millones de dólares (los ingresos de unos 12,4 millones de personas) relacionado con la mortalidad ligada a las olas de calor. nuevamente en 2021. El Swiss RE Institute a través del Foro Económico Mundialya ha estimado que el cambio climático podría conducir a una disminución de alrededor del 18% del PIB mundial para 2050 (por lo tanto, en menos de 30 años) [11]. Además, el impacto será desproporcionadamente mayor para los países asiáticos y africanos de bajos y medianos ingresos, que corren el riesgo de ver su bienestar erosionado significativamente más que el de los países occidentales, incluso si, debe recordarse, estos últimos son más probable que sea responsable de la crisis climática.

Es interesante notar que del informe y de la literatura más reciente relacionada con la salud y el cambio climático, se pueden aislar algunas palabras, conceptos y definiciones que se repiten constante y asiduamente . Son palabras como minimizar, resiliencia y adaptación. ¿No es quizás baladí subrayar que en este momento histórico ya no estamos discutiendo si el cambio climático y sus consecuencias son reales, cuánto debemos hacer para adaptarnos a la crisis climática, qué debemos hacer para implementar todas aquellas prácticas e intervenciones que serán capaces de permitir la supervivencia de la forma menos traumática posible a todas aquellas personas que en este momento ven sus vidas ya concretamente amenazadas.

El verdadero temor es que ante otro informe técnico-científico autorizado, la reacción general vuelva a ser tranquila, blanda y débil, como ha sucedido repetidamente en los últimos años. Por utilizar una imagen del escritor islandés Andri Magnasson en el libro «Tiempo y agua», parece que todos los mensajes que envía la comunidad científica, concretos como catastróficos, se pierden en un ruido de fondo, un zumbido ensordecedor que no nos permite comprender plenamente la gravedad de la situación [12]. Los científicos pueden estar usando las palabras equivocadas, pero surge la pregunta de si existe una inercia fundamental subyacente dentro de la comunidad misma. Siempre señala Magnasson como información que debe despertar histeria colectiva a nivel mundialen cambio, están causando apatía masiva.

Ciertamente , lo que necesitamos no es histeria , sino una conciencia real de las consecuencias globales que las acciones humanas tendrán sobre la salud, la vida, el medio ambiente y la sociedad. El impacto del cambio climático en el planeta y en la salud ya está irremediablemente calculado. Ahora tenemos que minimizar el daño.

Michele Innocenzio, Especialista en Higiene y Medicina Preventiva en la Universidad Sapienza de Roma.

Romanello M et al. , «El informe 2022 de The Lancet Countdown sobre salud y cambio climático: la salud a merced de los combustibles fósiles», The Lancet , vol. 400, archivo 10363, págs. 1619–1654, noviembre. 2022, doi: 10.1016/S0140-6736(22)01540-9.

Probable epidemia de cáncer en Europa

La Comisión de Oncología de la revista The Lancet calcula que en los dos últimos años se han quedado sin diagnosticar un millón de casos de cáncer en Europa, debido al impacto de la covid-19. Por ello, reclama que se duplique el presupuesto de investigación en este ámbito y que se refuerce la sanidad pública.

FUENTE PUBLICO.ES. 16/11/2022 12:05 

La pandemia de la covid-19 ha puesto de manifiesto los puntos débiles de los sistemas sanitarios en el tratamiento del cáncer, así como las carencias de la investigación oncológica en toda Europa. «Son precisas mejoras urgentes en estos ámbitos porque de otro modo se retrasarán los avances frente a esta enfermedad en casi una década». Esta es la advertencia de un informe elaborado por un grupo de expertos de la Comisión de Oncología de la revista The Lancet.

Los autores subrayan que «dar prioridad a la investigación es crucial para que los países europeos ofrezcan una atención oncológica más asequible, de mayor calidad y más equitativa, ya que los pacientes tratados en hospitales con actividad investigadora tienen mejores resultados que los que no lo son».
«Con el trasfondo de la pandemia del coronavirus, el Brexit y la invasión rusa de Ucrania, es más importante que nunca que Europa desarrolle un entorno de investigación del cáncer capaz de desempeñar un papel transformador en la mejora de la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la calidad de vida de los pacientes», afirma el profesor Mark Lawler, de la Universidad Queen’s de Belfast (Reino Unido) y presidente y autor principal del informe.

Efectos de pandemia, la invasión de Ucrania y el Brexit. La Comisión de Oncología de The Lancet ha analizado los datos sobre el impacto de la covid-19 en toda Europa y ha constatado que los médicos atendieron entre uno y cinco millones de pacientes con cáncer menos durante el primer año de la pandemia, y que uno de cada dos enfermos no recibió cirugía o quimioterapia a tiempo.

Además, no se realizaron 100 millones de pruebas de detección del cáncer, y se calcula que hasta un millón de ciudadanos europeos podrían tener un cáncer sin diagnosticar debido al retraso en el diagnóstico.

Los médicos atendieron entre uno y cinco millones de pacientes con cáncer menos durante el primer año de la pandemia

Los autores explican que la invasión rusa de Ucrania representa otro enorme desafío para la investigación en esta área en Europa, ya que estos dos países «son dos de los mayores contribuyentes a la investigación clínica sobre el cáncer en el mundo, especialmente la patrocinada por la industria».

Subrayan también que «muchos ensayos clínicos de en Ucrania incluyen centros oncológicos de países de Europa central y oriental, y el conflicto probablemente hará que muchos de estos grandes ensayos se retrasen o no consigan reclutar voluntarios».

Un peligro adicional «es que la industria podría considerar demasiado arriesgado llevar a cabo investigaciones clínicas sobre el cáncer en países fronterizos con Ucrania. La pérdida de inversiones privadas sería enormemente perjudicial para la investigación de la enfermedad en Europa central y oriental».

El informe pide que, con carácter de extrema urgencia, «se reúnan datos sobre el impacto del conflicto en los pacientes, los servicios oncológicos, la escasez de medicamentos y otros, y las carencias de personal, en Ucrania y en los países vecinos, así como que desarrolle un plan para mitigar el impacto de la guerra en la investigación oncológica«.

El grupo pide datos sobre el impacto del conflicto en Ucrania

Los autores también predicen que el Brexit seguirá afectando negativamente a la investigación europea sobre el cáncer. Subrayan la necesidad de que los financiadores y la comunidad europea de investigación mitiguen el impacto del Brexit y otros desafíos políticos para que Reino Unido pueda seguir colaborando con los socios europeos y contribuir al avance frente a esta enfermedad.

El grupo sostiene que la investigación sobre la prevención del cáncer, en particular, no ha recibido la financiación que merece. Una mayor atención a la prevención reduciría el número de personas que lo desarrollan y, por tanto, permitiría disponer de más recursos para los que sí requieren tratamiento.

El informe reclama que se dé una nueva prioridad a la investigación sobre la prevención, el cribado y la detección precoz del cáncer para reducir la carga que supone para los ciudadanos europeos y permitir que los que desarrollan el cáncer tengan acceso a más recursos y a los mejores tratamientos disponibles.

Anna Schmutz, de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (Francia) señala que «se calcula que el 40% de los cánceres en Europa podrían evitarse si las estrategias de prevención primaria hicieran un mejor uso de los conocimientos actuales sobre los factores de riesgo del cáncer. Ya existen intervenciones preventivas del cáncer basadas en la evidencia y rentables, y queremos ver una implementación y comunicación más efectiva de las mismas en toda Europa».

Brecha de género en la investigación. La equidad de género en la investigación sobre el cáncer es otra brecha crucial identificada en el informe. En este sentido, indica que las autoras principales representan menos de un tercio en los estudios de investigación sobre el cáncer en Europa.

Las autoras principales representan menos de un tercio en los estudios de investigación sobre el cáncer en Europa. «Es necesario investigar más a fondo las razones por las que algunos países o regiones europeas tienen una mayor desigualdad de género en la investigación del cáncer que otros. Esperamos que las estrategias basadas en estos datos mejoren el equilibrio», afirma la profesora Yolande Lievens, del Hospital Universitario de Gante.

Los comisarios esperan que las conclusiones y recomendaciones de este informe ayuden a la comunidad investigadora del cáncer en Europa a trabajar por una agenda más equitativa en la que todos los ciudadanos y pacientes, independientemente de su lugar de residencia, se beneficien por igual de los avances en este ámbito.