Conflictos de intereses no declarados en el DSM-5

NOTA DE LA PLATAFORMA. El DSM es una herramienta de clasificación y diagnóstico de las enfermedades mentales que publica la Asociación de EE.UU: de Psiquiatría (APA). Es a nivel mundial la principal autoridad en el diagnóstico y las recomendaciones terapéuticas en psiquiatria. La biblia de la Salud mental. La versión 4 del DSM se publicó en el año 2.000 y la versión 5 (DSM-5) en el 2013.  Posteriormente en 2022 se publicó una actualización del manual: DSM-5 TR, que es la versión vigente. La influencia del DSM es indiscutible, algo hay que tener muy en cuenta a la hora de valorar que pasa con la salud mental.

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Fuente: nograzie.eu. Lettera n-120. Enero, 29024

En 2012, Allen Frances, un psiquiatra estadounidense que había presidido la revisión del cuarto Manual Estadístico de Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-4), afirmó que, como consecuencia de los cambios que se estaban introduciendo en la quinta revisión del manual (DSM-5), millones de personas que presentaban un duelo normal, propensión a la glotonería, un grado moderado de distracción, preocupaciones simples, reacciones comprensibles ante formas de estrés, rabietas frecuentes en la adolescencia, un debilitamiento de la memoria en la edad senil, corrían el riesgo de ser falsamente etiquetados como pacientes psiquiátricos.[1] Frances también temía que estos cambios conducirán a un despilfarro de recursos, en detrimento de quienes realmente deberían ser considerados pacientes psiquiátricos.

A menudo resulta difícil para el clínico establecer un límite entre “normalidad” y patología, y lo mismo ocurre entre una patología psiquiátrica y variaciones fisiológicas de la normalidad, con la posible consecuencia de un aumento significativo de la prescripción de medicamentos. Por ejemplo, un niño inquieto puede ser tratado prematuramente con metilfenidato, si se incluye en la categoría de trastornos por déficit de atención con hiperactividad. El diagnóstico de autismo también puede afectar a mayor número de sujetos, dependiendo de los criterios con los que se revisa el DSM. La información del DSM tiene una influencia importante en el diagnóstico, en el tratamiento, en la aprobación de un nuevo psicofármaco o en si se debe o no ampliar la exclusividad de una patente.

También sabemos que la influencia de la industria es muy poderosa en la prescripción de medicamentos. La industria farmacéutica distorsiona fácilmente el juicio de los clínicos. (2]. Cualquier pago de la industria farmacéutica a los responsables de actualizar el DSM puede inducir, conscientemente o no, la inclusión de criterios favorables para un determinado diagnóstico y prescripción. Estos pagos y se describen en un artículo publicado el 10 de enero de este año en el British Medical Journal BMJ.[3]

De los 168 miembros del grupo de trabajo para la redacción del DSM-5-TR, 92 residían en los Estados Unidos; Por lo tanto, fue posible verificar las cantidades de dinero pagadas a su favor por la  industria, a través de los datos que se pueden obtener de «Open Payments», el registro de acceso abierto establecido después de la promulgación de la Sunshine Act durante la presidencia de Obama. El 59,8% de estas 92 personas recibieron dinero de compañías farmacéuticas entre  2016 a 2019 (año de la preparación del DSM-5-TR y los tres años anteriores), por un total de 14,2 millones de dólares, dividido en honorarios de comidas y bebidas, viajes, consultoría, investigación y presentación de conferencias.

Un día después de la publicación del artículo en cuestión, el profesor Paul S. Appelbaum, presidente del Comité Directivo del DSM, envía una respuesta rápida al BMJ,[4] en la que especifica lo siguiente: “Todos los participantes en la redacción del DSM-5-TR fueron obligados a revelar todas las fuentes de ingresos, que luego fueron revisados por el Comité de la APA, para detectar posibles conflictos de interés. Los comentarios y propuestas de los participantes percibidos como potencialmente pro-industria,  fueron examinados más a fondo, para considerar si deberían de ser aceptados o rechazados.» Además, continúa Appelbaum, “los presidentes y miembros del comité directivo de DSM tuvieron que revelar si recibían pagos mayores de $ 5.000/año».

La respuesta a Appelbaum en el BMJ por parte de dos de los autores del artículo no se hizo esperar.[5] El 15 de enero, Lisa Cosgrove y Brian Piper le preguntan a Appelbaum por qué la APA no reveló públicamente los vínculos industriales de los participantes en la redacción del DSM y enumeró el dinero que cada uno de ellos recibió de la industria. Y concluyen: En el proceso de redacción del DSM-5-TR no se han respetado las recomendaciones del Instituto de Medicina de EE.UU., que establecen que los grupos de trabajo para el desarrollo de guías y  directrices deben estar exentos de conflictos de intereses, ser multidisciplinarios y representar adecuadamente los intereses de los pacientes.

1. Frances A. Saving normal: an insider’s revolt against out-of-control psychiatric diagnosis, DSM-5, Big Pharma, and the medicalization of ordinary life. William Morrow & Co., 2013

2. Sah S, Fugh-Berman A. Physicians under the influence: social psychology and industry marketing strategies. J LawMed Ethics 2013;41:665-72

3. Davis LC, Diianni AT, Drumheller SR et al. Undisclosed financial conflicts of interest in DSM-5-TR: cross sectional analysis. BMJ 2024;384:e076902

4. Clarification of DSM-5-TR COI review process and corrections of erroneous analysis in Davis et alhttps://www.bmj.com/content/384/bmj-2023-076902/rapid-responses

5. Re: Undisclosed financial conflicts of interest in DSM-5-TR: cross sectional analysis.https://www.bmj.com/content/384/bmj-2023-076902/rapid-responses