La suspensión de patentes de las vacunas Covid-19: un acuerdo descafeinado y poco ambicioso
En octubre de 2020, India y Sudáfrica impulsaron una iniciativa en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con el objetivo de suspender temporalmente algunos artículos sobre propiedad intelectual de los ADPIC (Acuerdos de Propiedad Intelectual) para permitir aumentar la producción de vacunas, tratamientos y diagnósticos en todo el mundo, promover un acceso equitativo y frenar la crisis de salud global en la que estamos inmersos.
Durante estos 18 meses de debate, la propuesta se ha debatido intensamente en la OMC y ha contado con el respaldo de un centenar de países. Sin embargo, no ha conseguido salir adelante por el bloqueo que han ejercido un grupo de gobiernos, entre los que se encuentran la Unión Europea, Reino Unido y Suiza. Mientras, la Covid-19 ha seguido avanzando, dejando a su paso 6 millones de muertes y más de 450 millones de casos detectados, unas cifras que siguen aumentando día tras día.
En este contexto, acabamos de conocer que Estados Unidos, la Unión Europea, India y Sudáfrica han acordado un borrador de texto para autorizar la suspensión de las patentes de las vacunas Covid-19. El texto, en el que llevan trabajando meses de manera bilateral este grupo de países, aún necesita ser refrendado por los países de la UE y aprobado formalmente por los 164 países miembros de la OMC para ser adoptado, pero el apoyo de la UE podría allanar el camino.
El borrador autoriza el uso de «la materia patentada necesaria para la producción y el suministro de vacunas contra el COVID-19 sin el consentimiento del titular de los derechos en la medida necesaria para hacer frente a la pandemia del Covid-19». Todavía no se ha concretado si la suspensión será aplicable 3 o 5 años.
Este hecho que podría ser recibido como una buena noticia, nos preocupa, y mucho, a las organizaciones que, como Salud por Derecho, hemos trabajado desde el inicio por generar un consenso y que esta propuesta pudiese salir adelante.
- En primer lugar, el acuerdo estaría restringido a vacunas, excluyendo a tratamientos y diagnósticos, que también son clave para frenar la pandemia. Según el texto, este punto podría volver a debatirse seis meses después de la aprobación del acuerdo, un retraso incomprensible que podría traducirse en muertes evitables y que, además, no cuenta con la garantía de ser aprobado.
- En segundo lugar, limita el ámbito geográfico, algo que no hacía la propuesta inicial. El nuevo texto acordado solo permite producir a países en desarrollo (los que son considerados como tal por la OMC y que no hayan exportado más del 10% de todas las vacunas distribuidas a nivel global en 2021), dejando fuera a otros países con capacidad de producción.
- En tercer lugar, el acuerdo se centra solo en las patentes. No recoge ninguna suspensión en lo referente a otros elementos de propiedad intelectual fundamentales como los derechos de autor, los secretos comerciales, la exclusividad de datos o los diseños industriales. Además de las patentes, es importante que los fabricantes de vacunas puedan tener acceso a estos otros datos para poder realizar transferencias de conocimiento completas que les permita poner en marcha su producción con el menor coste y en el menor tiempo posible.
- Por último, el texto añade un punto adicional que no se encuentra siquiera en los actuales acuerdos ADPIC. Exigiría la inclusión de un listado de todas las patentes que tiene el producto para el que se pide la exención. Este hecho complica sustancialmente el proceso porque se desconocen con exactitud todas las patentes que pueden aplicar al producto, ya que durante el periodo de solicitud, que abarca 18 meses, esta información no sería pública.
En definitiva, este acuerdo no deja de ser una versión demasiado descafeinada de la iniciativa que lleva meses trabajándose en la OMC, mucho más ambiciosa. Este borrador vuelve a poner en evidencia que la propiedad intelectual es una gran barrera al acceso de las tecnologías sanitarias.
Además, limitándose únicamente a las vacunas, el acuerdo obvia la necesidad de combinar la prevención, el tratamiento y el diagnóstico para combatir eficazmente la pandemia, dejando a estos últimos fuera del alcance para una gran parte de la población mundial.
Por otro lado, la exclusión geográfica que apuntábamos anteriormente deja fuera la apuesta de impulsar la producción global y de romper los lazos de dependencia entre los países de altos y bajos recursos para afrontar no solo esta, también otras pandemias que puedan producirse en un futuro. Asimismo, esta solución avanza poco en lo que ya estaría recogido dentro del acuerdo de los ADPIC.
Entendemos que las conversaciones no están concluidas, por ello pedimos que las partes vuelvan a la mesa de negociación y avancen teniendo en cuenta estos elementos. La pandemia continúa y millones de personas necesitan una respuesta urgente. La OMC y sus miembros pueden y deber hacer mucho más, es solo cuestión de voluntad política.