Que la contaminación atmosférica tiene efectos nocivos para la salud se sabe desde 1952, año en que «por primera vez se relacionó contaminación con mortalidad en las ciudades que lo sufrían» en base a una investigación sobre el «smog» de Londres. Así lo indicó ayer el neumólogo ovetense Félix Payo, quien durante 21 años formó parte de un equipo europeo con sede en Barcelona para el estudio de la salud respiratoria, en el que realizó estudios sobre contaminación y enfermedades ocupacionales.
En los últimos días se han registrado en diversas partes del centro de Asturias datos con elevados índices de contaminación. El suroeste de Gijón llegó a encadenar ocho días seguidos con niveles elevados de partículas inferiores a 2,5 micras (PM 2,5), las más nocivas por su reducido tamaño. El secretario general de la Cámara de Comercio de Gijón y representante de la institución en el Consejo de Medio Ambiente de Gijón, Álvaro Alonso, atribuyó la mala situación al uso de las calefacciones domésticas y a los coches y no a la industria y apuntó que «la salud del conjunto de los ciudadanos no se encuentra en ningún caso en peligro».
Esa última afirmación del representante del órgano empresarial contrasta con lo explicado ayer por el neumólogo ovetense, quien dice que sobre «la relación entre contaminación y salud hay muchas publicaciones señalando que los picos de contaminación se acompañan de agudizaciones e incluso de mortalidad en los sectores más débiles de la población», en especial los que padecen enfermedades crónicas pulmonares, cardiacas y renales, a lo que se añaden recientes declaraciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) «que relacionan contaminación con cáncer y con problemas en el crecimiento infantil», añadió.
Este experto apuntó que los repuntes de contaminación suelen ir parejos a incrementos de asistencias a urgencias, como «se observó ya hace años en el Instituto de Silicosis en los periodos de otoño con altas presiones y la atmósfera muy contaminada», esto es, con condiciones climatológicas adversas para la dispersión de los contaminantes. Preguntado sobre si puede haber alguna relación entre la contaminación y la mayor asistencia a centros sanitarios por la gripe en Asturias que en otras partes, respondió que no hay estudios al respecto y que no se puede dar una respuesta «categórica».
En general, considera que la contaminación urbana está ligada principalmente a las emisiones de los vehículos diésel, si bien el análisis debe ser «individualizado» dado que no son las mismas las fuentes contaminantes que puede haber «en Gijón o Avilés que en Londres», apuntando que en las ciudades asturianas la siderurgia no es la única industria, sino que hay otras.
Este neumólogo entiende que la contaminación del tráfico está estandarizada, porque el combustible es similar en todas las gasolineras «no así la contaminación industrial, que depende de cada industria».
Desde el punto de vista sanitario, considera que «hay contaminantes mucho más importantes» que los que genera el tráfico, «como por ejemplo los que emite una papelera u otras industrias que generan gran cantidad de materia que va a la atmósfera, sobre todo partículas y bencenos que son sustancias muy agresivas para la salud». Payo alertó especialmente contra los «compuestos tóxicos permanentes» que se generan en industrias diversas y en la incineración, y que al ser contaminantes estables no se destruyen y cuando llueve pasan a los acuíferos y a la cadena trófica.