El mundo al borde del desastre climático, editorial BMJ

El mundo se está calentando y también la urgencia de actuar. Sin un cambio radical en la forma en que vivimos, nos movemos, comemos, trabajamos y jugamos, el aumento de las temperaturas globales dará como resultado un cambio planetario irreversible, con consecuencias catastróficas para la humanidad. Estas son palabras contundentes pero están respaldadas por la ciencia. El Panel Internacional sobre el Cambio Climático dice que, para mantener el aumento de la temperatura global postindustrial por debajo del punto de inflexión de 1,5 ° C, el mundo debe reducir a la mitad sus emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero para 2030 y llegar a cero neto para 2050. En las tasas actuales de emisiones en el Reino Unido utilizaremos estos márgenes en menos de cuatro años.

Pero, ¿quién es el que debe cambiar? ¿Debemos esperar a que nuestros gobiernos promulguen las reformas radicales necesarias? En cuyo caso, a pesar de la retórica y la inminente reunión de líderes mundiales en Glasgow el próximo mes, es casi seguro que estaremos decepcionados  y esta oportunidad de evitar desastres humanos y naturales se perderá.

La acción del gobierno es esencial, como deja claro el número especial de esta semana de The BMJ sobre la emergencia climática. Pero nuestro editorial también nos llama a todos a actuar como individuos en nuestras diferentes esferas de influencia, lo que incluye a  los profesionales de la salud, con una comprensión de los determinantes más amplios de la salud. La responsabilidad de actuar de los profesionales de la salud es especialmente importante, dada nuestra misión de promover y proteger la salud y nuestra posición privilegiada y de confianza en la sociedad.

La asistencia sanitaria puede reducir su huella de carbono, y en el Reino Unido lo está haciendo. Los cambios estructurales en nuestro entorno físico y económico tienen el potencial de impulsar cambios de comportamiento y reducir sustancialmente las emisiones y las decisiones económicas adecuadas podrían llevarnos a un futuro global sostenible, inclusivo y resiliente.

Colectiva e individualmente, debemos predicar con el ejemplo: impulsar el cambio del sistema en la atención médica para reducir las emisiones y los desechos, abogar por la acción política nacional e internacional y educar a nuestros pacientes y al público para ayudar a salvaguardar el futuro de nuestro planeta y su gente. No podemos esperar a que alguien más actúe. No tenemos tiempo para eso.

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