Controversias sobre las pandemias: 3. Confinamiento versus modelo de auto-prevención

Desde los inicios de la pandemia la gran mayoría de los gobiernos no sólo implementaron políticas estrictas para reducir el movimiento y los contactos sociales de sus poblaciones, sino que impulsaron medidas que se pueden denominar como de “prevención autoimpuesta” (dado que básicamente pertenecen al ámbito de la responsabilidad individual de la ciudadanía) como el distanciamiento personal, el lavado de manos y el uso de mascarillas faciales. .

Teslya y colegas en PLOS Medicine¹, demuestran que la prevención autoimpuesta, comparada con el bloqueo social gubernamental, puede ser una estrategia efectiva para mitigar y retrasar la epidemia a medio – largo plazo. Mientras que el confinamiento y bloqueo social impuesto por los gobiernos solo retrasaría la epidemia a corto plazo, lo que en todo caso puede seguir siendo muy importante de cara a evitar el colapso del sistema sanitario.

Es evidente que las estrategias de intervención (confinamiento) de los gobiernos, aunque necesarias, solo pueden ser de corta duración porque son difíciles de mantener en el tiempo y porque tienen severas consecuencias económicas y sociales, provocando abruptas caídas de PIB. Y probablemente, como se ha comprobado en al menos 6 países (China, Alemania, Irán, Corea del Sur, Líbano y Arabia Saudita) la epidemia resurge después de levantar el bloqueo.

Hay que decir, además, que el Estado es ciego en sus intervenciones, legisla y actuá confinando a la población, como como si todos fuésemos clase media, sin considerar las desigualdades de clase, de género, de edad… y también hay singularidades, cada uno somos una singularidad. Claro que, en sentido contrario, es evidente que el mercado no cuida la vida: no había mascarillas o respiradores, pero si había precariedad entre los sanitarios…, porque todo es “maximizar el beneficio”. Su lógica no es el valor de uso, sino el beneficio, incluso por encima de la vida. Marx decía que el mercado sigue una lógica extraterrestre, porque está por encima de la tierra y de los terrestres..

Por otra parte, la debilidad del modelo de prevención autoimpuesta radica en que necesita la autoconciencia de toda la población para sí misma y para los grupos más vulnerables. A tal efecto, las redes sociales son un medio eficaz para difundir la información y promover conciencia, aunque también deslizan información errónea, contenidos falsos y no contrastados y desinformación, lo que la OMS ha llamado «infodemia»².

Dentro de las estrategias autoimpuestas, el distanciamiento social y el lavado de manos son medidas eficaces y bien aceptadas por la mayoría de las personas, y lo mismo cabe decir del uso de las mascarillas faciales, cuya efectividad está bien documentada, 

A nivel internacional, ha habido un cambio llamativo en la recomendación de las mascarillas como medida preventiva. En una primera etapa, fue obligatoria en los espacios públicos en China³, al tiempo que la OMS declaraba que no había pruebas de su eficacia preventiva, A principios de abril, la OMS cambió sus directrices, y ahora son recomendadas u obligatorias en la gran mayoría de los países. 

Por último, con respecto a la transmisión, hay que recordar que el virus no tiene forma de moverse por sí solo y necesita ser trasportado: nosotros somos su vehículo⁴. La mayor parte de las transmisiones se realizan de la manera tradicional, es decir, pacientes sintomáticos que estornudan y tosen los virus. Sin embargo, durante el periodo de incubación, o en fase pre-sintomática, o en pacientes asintomáticos (como se ha demostrado⁵), existe riesgo potencial de transmisión, aunque es posible que la carga viral sea menor por lo que se requiere un contacto más estrecho y duradero.