Fuente:
Artículo conjunto del teórico político estadounidense Noam Chomsky y del historiador Indio, Vijay Prashad
Gran parte del mundo – fuera de China y algunos otros países – se enfrenta a un virus descontrolado ante la incompetencia de los gobiernos. Los gobiernos de países ricos han dejado de lado cínicamente los protocolos científicos de la Organización Mundial de la Salud: testar/ rastrear y aislar hasta el confinamiento temporal si así se precisa.
Es igualmente preocupante que los países hayan seguido una política de «nacionalismo de vacunas» en lugar de trabajar por una vacuna para todos. Por el bien de la humanidad, lo lógico sería suspender las normas de propiedad intelectual y desarrollar vacunas universales para todas las personas.
Aunque la pandemia es la más inmediata preocupación, otros problemas importantes amenazan la longevidad de nuestra especie y de nuestro planeta. Éstas incluyen:
Aniquilación nuclear
En enero de 2020, los científicos nucleares establecieron que el Reloj del Juicio Final estaba a 100 segundos de la medianoche. El reloj que fue creado dos años después de que se desarrollaran las primeras armas atómicas en 1945, es evaluado anualmente por la Junta de Ciencia y Seguridad del Boletín Nuclear, que decide si mover el minutero o mantenerlo en su lugar. Estamos demasiado cerca de la aniquilación.
Los limitados tratados de control de armas nucleares están siendo triturados. Las grandes potencias tienen cerca de 13.500 armas nucleares (más del 90% están en manos de Rusia y los Estados Unidos). La Marina de los Estados Unidos ya ha desplegado ojivas nucleares tácticas W76-2 de bajo rendimiento.
Es necesario que desarme nuclear se incluya en la agenda mundial. El Día de Hiroshima, que se conmemora cada año el 6 de agosto, debe convertirse en el día del recuerdo y la protesta.
Catástrofe climática
Un artículo científico publicado en 2018 decía: «La mayoría de los atolones serán inhabitables a mediados del siglo XXI debido a que el aumento del nivel del mar agravará las inundaciones». Los atolones desde las Seychelles hasta las Islas Marshall pueden desaparecer.
El informe de las Naciones Unidas de 2019 estimó que 1 millón de especies animales y vegetales están en peligro de extinción. Si añadimos los catastróficos incendios forestales y la severa destrucción de los arrecifes de coral está claro que la catástrofe climática, no es un peligro del futuro sino del presente.
Es esencial que las grandes potencias, se comprometan con el enfoque establecido en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 en Río de Janeiro.
Es revelador que países como Jamaica y Mongolia actualicen sus planes climáticos – según lo estipulado por el Acuerdo de París- a pesar de que estas naciones producen una pequeña fracción de las emisiones globales de carbono. Los fondos que se comprometieron para los países en desarrollo, para su participación en el proceso están prácticamente agotados. Mientras, la comunidad internacional tiene un comportamiento irresponsable. .
Destrucción neoliberal del contrato social
Los países de América del Norte y Europa han optado por la mercantilización de los servicios públicos, en muchos casos entregados a fundaciones privadas y especuladores. Políticas antisociales que generan desigualdad social como resultado de la relativa debilidad política de la clase trabajadora. Es esta debilidad la que permite a los multimillonarios aumentar sus beneficios y establecer políticas que promueven la precariedad.
Los países no deben ser juzgados por sus textos constitucionales, sino por sus presupuestos anuales. Estados Unidos, por ejemplo, gasta casi un billón de dólares en su maquinaria de guerra, mientras que gasta una fracción de este monto en los servicios públicos (como en atención médica, algo evidente imprescindible durante la pandemia).
La venta de armas es muy importante en la política exterior de los países occidentales y ha sido clave en el reconocimiento de Israel por parte de los Emiratos Árabes Unidos y Marruecos; mientras que los derechos de los palestinos, los saharauis y el pueblo yemení no influyeron en estos acuerdos. El uso de sanciones ilegales por parte de Estados Unidos contra 30 países, incluidos Cuba, Irán y Venezuela, se ha convertido en una parte normal de la vida, incluso durante la crisis de salud pública del COVID-19.
La lucha por la supervivencia es el horizonte para miles de millones de personas en el planeta, mientras China ha sido capaz de erradicar pobreza.
La aniquilación nuclear y la extinción por catástrofe climática son amenazas gemelas para el planeta. Y son urgencias que cuestionan el futuro de nuestros hijos y nietos.
Los problemas globales requieren cooperación global, como se acordó en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (1968) y no fue posible conseguir en la Declaración sobre el Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional de 1974.