¡Gracias, don Amancio¡
Don Amancio, permítame que le muestre mi agradecimiento por su generosidad y filantropía, que estoy seguro no será solo mía sino de muchos de mis conciudadanos, en especial aquellos con mayor capacidad de crear y moldear opinión: por ejemplo de doña Pepa Bueno, con el “corazón partío” entre los pros y los contras de sus donaciones, o de don Íñigo Errejón, quien considera que “ si alguien quiere donar algo que ayuda a curar me parece bien”. Lo que viene a significar que “don” Errejón es también favorable a que la gente acomodada regale lo que es sobre en el mantenimiento de la salud, ya sea una caja de cirpofloxacinos al borde de la caducidad, o un tomógrafo que algún rico compró para mirarse las vísceras.Yo estoy seguro, don Amancio, que usted también compartiría ese agradecimiento a Bill Gates si éste decidiera donarle 300 millones de dólares para sus máquinas de confección en Asia, o si Warren Buffet le diera una limosnilla de 500 millones a ver si adecenta un poco los maniquíes, que parece que no le llega el presupuesto para ponerles cabezas…En gesto insólito en el que demuestra su amplia visión estratégica de las necesidades de los sistemas sanitarios el Área Social de la Fundación de su digno nombre ha priorizado regalar al sistema público, en sus diferentes banderías y territorios, mamógrafos y aceleradores lineales de última generación, que usted sabe de muy buena tinta que es la necesidad más imperiosa del sistema sanitario español: podía haber dedicado ese dinero sobrante a aliviar algo la pobreza, o las condiciones de trabajo de muchos de sus trabajadores en países remotos, o dedicarlo a una Atención Primaria que se cae a pedazos, dejando a la vista sus múltiples desconchones. Pero ha resistido la tentación de caer en la fácil, en los continuos lamentos de los pedigüeños trasnochados, y ha optado con exquisito criterio por lo que de verdad importa, los modernos y relucientes aparatajes que venden bien en cualquier medio: ACELERADOR… ya la palabra lo dice todo: el bálsamo de Fierabrás frente al cáncer y el ritmo de avance ante el futuro.Los más agoreros de sus críticos hablan de los beneficios indirectos que obtiene usted con sus donaciones en forma de exenciones fiscales con las que no pagar todo lo que debería cotizar derivado de ser uno de los cinco hombres más ricos del mundo…menudencias. Basta sacar el dato de lo que usted paga en impuestos para que todo el mundo se maree, comparando su elevada cantidad con la que nosotros, humildes y miserables ciudadanos cotizamos; al fin y al cabo es fácil desviar nuestra atención de lo que puede representar por ejemplo el 30% de 70.000 millones de euros, cantidad que ningún biennacido pretendería que usted pagara al erario público, lleno de malversadores y arribistas.Los desagradecidos que le critican eluden hablar de la ingente generación de puestos de trabajo que usted solito produce al año; aunque las condiciones laborales sean a veces algo “rigurosas” es evidente que el fin justifica los medios.Pero he de confesarle, don Amancio, que hay algo que sí me preocupa un poco en ésta su tendencia natural a dirigir el sistema sanitario ( no hay estrategia sanitaria sin fondos detrás, y usted sabe muy bien donde los pone): una razón que afecta a todos los desprendidos y generosos mecenas que donan altruistamente parte de sus excedentes: en concepto de qué, en representación de quien, se arrogan la potestad de orientar los sistemas sanitarios. De momento siento decirle que está usted aún lejos del Filántropo Mayor de la Galaxia, don Bill Gates, quien a través de su fundación, dirige desde hace años las prioridades sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, quien en buena medida sigue existiendo gracias a sus donaciones. Pero una vez en la cancha de juego, ¿aspira usted también a liderar nuestro sistema, tan necesitado de grandes timoneles que nos digan que tenemos que hacer, o simplemente busca la forma de contrarrestar la mala fama de las empresas que deslocalizan la producción a países donde la miseria hace rentable cualquier negocio?
Publicado por Sergio Minué , BLOG EL GERENTE DE MEDIADO